Mirtha Legrand cumplió 96 años: una vida dedicada al espectáculo
La conductora más famosa del país cumple 96 años. Sus inicios, su amor por Daniel Tinayre, sus películas y el histórico Almorzando con Mirtha Legrand.
El 23 de febrero de 1927, en Villa Cañas, Santa Fe, el sol llevó el termómetro hasta los 31 grados, con un viento norte cálido soplando a cinco kilómetros por hora y casi 70 por ciento de humedad. El estado del tiempo y sus vaivenes poco o nada le importaron al matrimonio de José Martínez y Rosa Suárez, españoles de pura cepa, porque ese día nacieron sus gemelas. Y las bautizaron Rosa María Juana y María Aurelia Paula Silvia.
José Martínez tenía una librería. Y su mujer, Rosa Suárez, era maestra de la Escuela Fiscal 178. Pero, siete años después de ese parto publicado con bombos y platillos en el único diario del pueblo, José y Rosa separaron sus vidas.
Días difíciles para la madre. Con tres hijos –el tercero, José Martínez Suárez–, Rosa apuntó para las luces de una gran ciudad: Rosario. Mientras se abría paso en un mundo mercantil y estruendoso, batalló para que las mellizas –cada día más bellas– siguieran la vía clásica de entonces. La del esfuerzo. Estudiaron canto, danzas clásicas y españolas, zapateo americano, y piano.
En 1939 la poderosa Radio Belgrano abre un concurso en su programa Diario de cine para buscar nuevas figuras. En lo posible y a futuro, estrellas. Rosa María Juana se presenta y es una más en la colmena.
Entra por primera vez en un set y ve a un hombre. Pregunta: ¿Quién es? Alguien le desliza al oído: un director de cine francés. Pero la curiosidad es de ida y vuelta. Porque Daniel Tinayre, el director francés mencionado, entre decorados y luces descubre a la Rosa María de Villa Cañás, y pregunta: ¿Quién es esa mujer? Lo informan y cuando Rosa María llega a su casa, la esperan dos docenas de rosas rojas. Así, Rosa María comenzó su historia en una carrera artística que le cambiaría el nombre a Mirtha Legrand. Una visión de Niní Marshall, que vio en ese nombre una trayectoria.
Que Mirtha Legrand se haya consagrado como una de las reinas de la Edad de Oro del cine nacional no es casual. A fin de cuentas, formó parte de las más notables comedias argentinas, y de la mano de su mejor exponente: Carlos Schlieper. Con “El retrato”, acaso la más lograda película del realizador, Legrand se permitía canalizar, a través de una trama entre absurda y adorable, los rasgos propios de esas heroínas de las historias de “rematrimonio”. El retrato es un filme que, viéndolo en retrospectiva, no sólo no perdió vigencia sino que además sigue hablando sobre los lazos y las imposiciones sociales con una vitalidad admirable y con un humor tan fresco como necesario.
Así como las películas de Carlos Schlieper poco tenían que envidiarles a las producciones protagonizadas por Katharine Hepburn y Cary Grant, “Pasaporte a Río” es un gran ejemplo de filme noir cuya dupla protagónica brilla como la de Fred MacMurray y Barbara Stanwyck en “Pacto de sangre” de Billy Wilder. En este caso, Legrand tenía en Arturo de Córdova a un gran compañero de elenco, y a la mano maestra de Daniel Tinayre documentando ese triángulo amoroso magnético en el que se embarca la corista que interpreta la actriz. “Pasaporte a Río” contó con el guión de Tinayre, César Tiempo y Luis Saslavsky, sobre una historia de este último, aquella en la que los espejismos, las fachadas y el amor ligado a la traición se imponen como moneda corriente.
Si bien el talento de Mirtha Legrand para la comedia ya despuntaba en la ya mencionada “El retrato”, es en “Esposa último modelo” donde es imposible cuestionar su fuerte presencia ante las cámaras. En una interpretación irresistible, Legrand da vida a María Fernanda Alcántara, una joven con nulas habilidades para las tareas del hogar que, al enamorarse, deberá aprender a la fuerza, y con el apoyo de su abuela, todo lo que implica ser una “esposa último modelo”. Basada en la obra de Tito Insausti y Arnaldo Malfatti, esta comedia estrenada en plena época dorada del cine argentino se convirtió en una de las más subvaloradas, aun teniendo en ella a Legrand en su apogeo.
En casi todos sus almuerzos, cuando rememora sus épocas como actriz, Legrand nunca olvida mencionar el film de su esposo “La cigarra no es un bicho”. Mirtha destaca no sólo la experiencia de rodar esa película sino cómo se convirtió en uno de los incuestionables éxitos del cine nacional. Si bien Legrand no tenía uno de los roles principales en esta comedia coral, se trata de uno de los largometrajes más alabados por la crítica dentro de su amplia filmografía. “La cigarra no es un bicho”, centrada en la historia de seis parejas que se hospedan en un hotel donde serán obligados a una cuarentena por la amenaza de la peste bubónica, obtuvo el premio a la mejor película de 1963 otorgado por el Instituto Nacional de Cinematografía y fue seleccionada para competir por los premios Oscar de ese año, no llegando a la nominación. Un plus, la enorme actuación de Luis Sandrini.
Si bien no se encuentra entre lo más destacado de la filmografía de Daniel Tinayre, nadie puede dudar del estatus de clásico de “La patota” y del impacto que produjo en el contexto en el que fue estrenada. Mirtha Legrand interpreta a una profesora que es violada por sus alumnos y que, como consecuencia del mencionado acto, atraviesa un sinfín de martirios que no dan tregua al espectador. Ella suele mencionar este filme constantemente en sus programas y a pesar de que su actuación tiene un notorio peso dramático, “La patota” recuerda que la actriz es, ante todo, una mujer con dotes para la comedia.
El comienzo de los almuerzos
La primera vez, el menú fue pollo. El mozo le sirvió a Mirtha una pata, pero Daniel Tinayre corrigió en vivo y pidió que a su esposa le sirvieran “pechuga”. 3 de junio de 1968. Era lunes. Alejandro Romay había levantado del aire un ciclo conducido por Silvio Soldán para reemplazarlo por un experimento. “¿Quiere que le diga la verdad?”, pregunta la conductora, medio siglo después. “Creí que iba a durar tres meses. Hoy espero cada almuerzo con la emoción de los domingos, como cuando quería que llegara el lunes para ir a la escuela”.
Ninguno de los invitados de aquel 3 de junio vive: Duilio Marzio, Beatriz Guido, Leopoldo Torres Nilsson, Alejandro Romay, Alberto Migré y Daniel Tinayre. Canal 9. 13 horas. No hay registro visual de ese puntapié inicial.
“Yo había ido a participar a 'Sábados de la bondad', que conducía Héctor Coire. Un médico de la familia me había pedido colaborar con el Instituto del Quemado. Ganamos la competencia y Romay me llevó a charlar a lo que llamaban ‘la pecera’, junto a Samuel Yankelevich, su socio”, contó alguna vez La Chiqui. “‘Quiero que hagas un programa con almuerzo’, me dijo Romay. ‘¿Comer? ¿Comer y hablar?’, le respondí. ‘Si. Y con 12 personas’, contestó. Le dije que lo iba a pensar”.
Lo pensó, aceptó, cuerpeó. Finalizado el primer programa, Mirtha se fue a tomar el té a la casa de una amiga, en San Isidro. “Viene un empleado de la señora y me dice que el señor Romay llamaba al fijo y quería hablar conmigo. Pensé: ‘Se termina todo’. Romay me pregunta: ‘¿Sabés cuánto hiciste de rating?’. No recuerdo bien si eran 11 o 20. Yo no tenía el parámetro, pero le dije ‘qué bajo’. Y gritó: ¡No, es una cifra maravillosa!'".
A los diez días, las páginas de Radiolandia ya hablaban de “franco suceso” y de “inesperado giro artístico”. Para 1970, Mirtha era “trending topic” sin redes. Luego el programa perduró por más de 50 años.
“La gente me demostró como nunca su amor y su cariño”
En un reciente diálogo con TN, la diva se mostró muy feliz por cómo se encuentra en esta etapa de su vida y adelantó que prepara un gran festejo. “Va a ser un día muy agitado, pero lindo. Jamás imaginé llegar a esta edad y estoy muy agradecida a la vida, a mis amigos y a mi familia”, dijo.
A sus 97 años, la gran diva de la televisión y estrella de la época dorada del cine nacional valora la vigencia en el mundo del espectáculo y la admiración que despierta en distintas generaciones.
“Este año, la gente me demostró como nunca su amor y su cariño. Estoy viviendo momentos muy emotivos y felices. Nadie me falta el respeto, todos son muy cariñosos y afectuosos conmigo. Llegar a esta edad y tener este caudal de público es emocionante”, destacó.